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Esta vida Mia

miércoles, noviembre 22, 2006

La búsqueda de la felicidad

Si detenerse está prohibido porque puede aparecer el vacío de la existencia, entonces es lógico y hasta legítimo dedicarse a buscar la felicidad. Pero es también defensivo.Defensivo, porque es como buscar tesoros de piratas cuando tuvimos pena en la infancia. Bueno por un rato, pero inútil, distractivo y frustrante si se prolonga en el tiempo.La felicidad no existe como estado permanente, es una utopía. Y la palabra se ha puesto de moda entre las mujeres, con consecuencias graves. Porque la búsqueda de la felicidad fija metas tan altas que no tenemos otra alternativa que frustrarnos en el camino.Una cosa es pelear por la igualdad de oportunidades, por hombres presentes en la tarea de criar a los hijos, por el respeto de la pareja, por un hueco de dignidad en nuestras vidas. Otra muy distinta es descubrir que queremos ser felices. No se puede ser feliz, se puede estar feliz a veces.Una mujer consulta. Le pregunto qué la ha llevado a buscar ayuda. Me dice que quiere ser feliz. Le digo que se equivocó, que vaya a la iglesia y pida un milagro, que eso yo no lo sé hacer. Me contesta que sus amigas sí son felices, que ella las ve activas, llenas de proyectos, con parejas que funcionan. Ella se siente distinta. La vida le parece rutinaria y cansadora. Ella está deprimida y lo que pide es esperanza.El lenguaje es muy importante, porque tener esperanza parece algo posible. No como estado permanente, pero al menos como estado frecuente. Tener esperanza habla de sentirse poderosa o querida o apoyada o todas las anteriores. Es alcanzable, paso a paso. Pero quien dice que quiere ser feliz está tan lejos de llegar a serlo, que sólo se hunde más en la negrura de la vida.Quien quiere ser feliz dice que quiere eliminar el dolor, la soledad, la incertidumbre. Y la vida es eso. Eso... más momentos de alegría, de orgullo por lo logrado, de distensión y falta de responsabilidad, de desafíos, de intimidad, de amor. Y a ratos se asoma la sensación de que estamos felices. Y porque sabemos que no dura, nos quedamos quietas gozando ese estado de bienestar exquisito que debió ser el paraíso perdido.La actitud ante la felicidad que se asoma es esa, la quietud. Que nada se mueva, para que nada cambie. Nos llegó un regalo, o construimos un momento, y ahí queremos quedarnos el mayor tiempo posible. La búsqueda de la felicidad como defensa es un estado casi frenético, donde lo que se busca es huir del dolor más que gozar. Por eso es un antídoto tan bueno para las mujeres que no se han preguntado el sentido de sus vidas, no el gran sentido. El sentido de este tiempo mío, de esta época de mi vida. Cuando definimos sentido, el frenesí termina porque las cosas se ordenan en torno a algo, porque podemos evaluar cómo vamos. Esa misma mujer ya dejó mi consulta y me escribió un mail en que me dice:"No soy feliz. Estoy contenta a ratos, otros momentos son muy duros para mí. Pero cada día es un día en que sé para dónde voy ". Esa mujer ya sabe que no puede buscar barcos con tesoros de piratas.


(Artículo copiado de Revista YA del mercurio)

1 Comments:

  • Hola Rosita: ¿Cómo estás?, espero que bien.

    Buen artículo. Es verdad, la felicidad son sólo momentos, la esperanza de cambiar la vida es lo que mantiene en cierta forma esas ganas de hacer cosas y vivir, dentro de lo que se pueda, lo mejor posible.

    Mil cariños

    María Paz

    By Blogger Águila libre, at viernes, noviembre 24, 2006 5:27:00 p. m.  

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